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martes, 17 de agosto de 2010

Para no perderse

PARA NO PERDERSE

20-05-2010

Comienzo este blog en un momento de turbulencias económicas como quizá nunca habíamos conocido las personas de mi generación. Comienzo este blog cuando muchísimas certezas se nos han venido abajo, cuando Europa ha recibido un ataque de la especulación bursátil brutal que la ha obligado a blindarse con un fondo que impida que tantas cosas construidas con tanto esfuerzo, Estado del Bienestar y euro fundamentalmente, se vengan abajo.

Hemos conocido en estas semanas la cara mas despiadada del capitalismo y, lo que es mucho peor, hemos vivido el vértigo de no tener otra alternativa.

¿Recordamos como comenzó esta crisis mundial? ¿No fue la especulación financiera la que nos llevó a esto? Fue el engaño masivo de vender valores hipotecarios, subprime, por un valor muy superior a su valor real y subirles el precio cada vez que cambiaban de manos, hasta que un día el precio no estiró más, nadie las compró y todo se derrumbó. Descubrimos, que en realidad, casi todo valía mucho menos de lo que se decía. La diferencia entre el valor de esos títulos financieros y el precio al que se vendían creó tal agujero en la economía mundial que los bancos mas grandes del mundo estuvieron al borde del precipicio, uno cayó por él, Lehman Brothers.

Lo que en Estados Unidos se hacía con las hipotecas en España se hacía con la construcción y como además lo que se construía se hacía con dinero de los mercados financieros internacionales, porque, si aquí nadie ahorraba, todos nos endeudábamos, ¿de donde creéis que sacaban los bancos el dinero que nos prestaban? Cuando todo cayó, en España cayó por dos veces.

Las consecuencias de todo este estado de cosas ya las conocemos todos, falta de crédito, falta de liquidez, empresas que no pueden pagar aunque sus balances en un principio fueran buenos, empresas que cierran y trabajadores a la calle. A mas paro menos gente para consumir, las empresas venden menos y por tanto mas gente a la calle. Entramos en una espiral endemoniada donde cada elemento de la economía arrastra en su caída a todos los demás.

¿Qué hicieron todos los gobiernos ante esta situación? Lo primero, poner miles de millones de euros y dólares encima de la mesa para que las entidades financieras no quebraran, este hecho hubiera sido el caos absoluto; justo después, poner otra gran cantidad de millones de euros y dólares en programas que estimularan la inversión, el empleo y el consumo y, por último, en aquellos países, como España, de mayor sensibilidad social, hacer un esfuerzo económico ingente para no dejar abandonados a su suerte a aquellos sectores de población mas castigados por la crisis, que son además los menos culpables de la misma.

Dos años después las cuentas publicas de todos los países, están exhaustas, todas las economías de la zona euro con déficit públicos que rozan los dos dígitos, pero también, saliendo por fin de la recesión. En este momento, los países acuden a los mercados de capitales, a aquellos que provocaron la crisis, para pedir prestado el dinero necesario para poder pagar el déficit generado, y ahí es cuando los mercados nos dicen que, para que nos presten ese dinero, tenemos que hacer programas de ajuste que les den garantías de que se lo vamos a devolver religiosamente.

Y aquí tenemos a todos los gobiernos aprobando planes de reducción del déficit que afectan a los salarios de los funcionarios y a la revalorización automática de las pensiones. En este momento, es cuando la demagogia de todo aquel que no tiene la responsabilidad de gobernar se hace mas virulenta, mas demagogia.

Se dice que es injusto que lo que crearon los grandes conglomerados financieros lo acaben pagando los funcionarios y los jubilados y partiendo de esta premisa que es en principio cierta se sacan conclusiones con las que querer confundirnos para poder sacar todo el partido político posible desgastando a los gobiernos.

Como digo comparto la idea de que es injusto que esta crisis la paguen pensionistas y funcionarios, pero igual de injusto es que la paguen trabajadores del sector privado que se han quedado en el paro por la especulación bursátil de la que ellos no tienen ni idea, igual de injusto es que miles de autónomos y pequeños empresarios echen la llave y tengan ahora mismo su propio patrimonio en el aire porque con él avalaron los créditos necesarios para poner en marcha una empresa que la crisis se ha llevado por delante.

Entonces se hace otra afirmación que siendo correcta si hablamos en el terreno internacional, es absolutamente falsa en el terreno nacional, que la crisis la paguen los bancos. Digo que esta frase no es correcta en el escenario nacional por dos razones:

1. Porque los bancos españoles, aunque también asumieron algún riesgo que otro, mas las cajas que los bancos, en ningún momento han trabajado tan desastrosamente como los sistemas financieros de nuestro entorno. Si en España el Gobierno preparó un fondo para la eventualidad de tener que rescatar a algún banco, lo cierto es que a día de hoy no se ha gastado ni un solo euro de ese fondo. Esto se debe a que cuando en los años noventa tuvimos el problema de Banesto, el Banco de España puso severos controles que evitaban prácticas del tipo de las subprime. Nuestro sistema financiero pasa dificultades, pero estas son, en su gran mayoría, consecuencia de la falta de dinero en los mercados internacionales donde antes iba a buscarlo y a la creciente morosidad consecuencia de que hay mas parados y empresarios que no pueden hacer frente al recibo de sus prestamos.

2. Si el gobierno de España, en solitario, aprieta las tuercas a los grandes capitales, en un mundo globalizado, lo único que va a conseguir es que esos capitales huyan a otros países y por tanto que nuestra crisis se agrave.


Por todo esto, hay que poner coto a los desmanes de los grandes movimientos financieros, hay que poner fin a la desregulación, pero se ha de hacer en una acción coordinada por todos los países, hay que hacerlo en foros como la Unión Europea o el G20, desgraciadamente, en esta economía globalizada, ningún país, ni siquiera USA, tiene poder por sí solo para hacerlo.

Una última afirmación que se escucha desde que comenzó la crisis y que, proveniente de los círculos de derechas, trata de confundir a la ciudadanía es que para salir de la crisis lo que el gobierno tenía que hacer era bajar los impuestos a la gente y reducir el gasto público. Según esta teoría, con estas medidas, habría más capital circulando y por tanto mayor capacidad de consumo y de inversión y como consecuencia mayor crecimiento económico. No seré yo quien niegue que este tipo de medidas se han tomado en otras crisis económicas a lo largo de la historia y han tenido éxito, pero el que tuvieran éxito en el pasado y en determinados contextos históricos no quiere decir que sean las idóneas en el contexto de la crisis actual. Estas medidas fueron útiles para salir, por ejemplo, de las crisis provocadas por el alza del precio del petróleo. En un escenario donde una materia prima tan importante como el petróleo sube de manera brutal y repentina de precio, gran cantidad de dinero se ha de dedicar a pagar su compra y el alza en los precios que provoca su encarecimiento, por ello si los Estados bajan los impuestos y restringen su gasto liberan dinero que compensa a los agentes privados del dedicado a pagar el petróleo y el alza de precios provocada por él.

Pero el escenario actual es distinto, nuestra crisis actual está provocada, hablando de manera muy cruda, por una gran estafa de la que han sido participes los grandes agentes financieros mundiales, vendiéndose entre sí valores que no eran lo que se decía que eran. Esta gran estafa, generalizada y de la que casi todos los actores financieros son un poco cómplices, genera, por un lado un agujero financiero que hay que pagar, pero sobre todo, una crisis de confianza que hace que nadie se fíe de nadie porque todos saben que poseen activos financieros tóxicos y temen ser engañados por los demás. ¿Qué consecuencias inmediatas tiene esta situación en el gasto público? Ya se ha dicho mas arriba hay que gastar millones y millones en rescatar a todos esos colosos financieros, pero además, la desconfianza hace que aunque los Estados hubieran bajado los impuestos y retenido el gasto publico, el sector privado no hubiera invertido más porque la crisis era sobre todo de confianza, nadie se fiaba de nadie para invertir. Si el producto interior bruto de un país es el resultado de la suma de inversión, consumo y gasto publico y las dos primeras caen, la única manera de mantenerse es con inversión pública.

Bien todo esto en cuanto a la crisis económica mundial, pero ¿como ha afectado esta crisis a nuestro pueblo? ¿Cuál era nuestra situación de partida? ¿Ante que retos nos encontramos? Sobre todo ello pretendo reflexionar con vosotros en este blog.

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