La acequia Mezquerina aun se conserva casi íntegramente en su estado original. Es tarea de todos conservarla |
Esta Navidad he viajado a
Lanjarón. He estado allí en dos etapas, la semana de Noche Buena-Navidad y
la semana de la festividad de Reyes Magos. Entre esas dos semanas, estuve
fuera.
En Lanjarón he tenido la suerte
de que me hayan hecho varios ofrecimientos para colaborar en proyectos que den
a conocer lo mejor de nuestro pueblo. Se me ha ofrecido que le ponga palabras a
muchas de las cosas que más quiero, a muchas de las cosas que han marcado mi
infancia, mi adolescencia y, sobre todo, mi trabajo, esfuerzo y, ¿por qué no
decirlo?, mi sacrificio de los últimos quince años.
Es contradictorio, muy
contradictorio. Ahora que veo Lanjarón algo más de lejos; ahora que no piso sus
calles diariamente ni subo por sus caminos cada tarde; ahora que no recorro sus
acequias y senderos cada vez que me apetece. Ahora que muchas cosas forman mas
parte de lo recordado que de lo vivido; mi visión del pueblo me parece más
nítida.
He recorrido, en el poco tiempo
del que he dispuesto, la acequia de Mezquerina, (en muy buena compañía, dicho
sea de paso, en un paseo que apunto entre los inolvidables de mi vida) he
subido, ¿cómo no? por la Chaparra.
He intentando disfrutar del
paisaje, en el poco tiempo del que he dispuesto; mi paisaje, nuestro paisaje;
ese paisaje modelado con esfuerzo y sudor por nuestros antepasados durante
siglos.
Sigo comprobando el abandono. El abandono
físico, sí, pero, sobre todo, el abandono emocional y me duele, me duele mucho.
Lo he escrito muchas veces aquí,
necesitamos encontrar un sistema de vida para nuestro pueblo y para muchos
otros como el nuestro que nos permitan mantener lo mejor de nuestros valores
paisajísticos. Los pueblos merecen un futuro, los pobladores de las montañas
merecemos un futuro, un futuro con trabajo, con calidad de vida, en equilibrio
con la naturaleza y, algo que en Lanjarón se ha hecho fundamental en los
últimos tiempos, con dignidad.
Los bancales se hicieron para
poder cultivar la tierra y la tierra se cultivaba para poder comer. Hoy, todo
ha cambiado, esa agricultura tradicional de nuestro pueblo no es rentable en
términos económicos pero es necesaria para la conservación del paisaje, y el
paisaje, otras veces lo he dicho, puede ser un atractivo turístico de primer
nivel y, por tanto, generador de riqueza y empleo. Pero ¿hay alguien que tenga
interés en conservarlo? ¿Estamos dispuestos a limitar algunos usos y
actividades para su conservación? Creo que no. Y una pregunta que me he hecho
mucho estos días: En caso de querer conservarlo ¿Queremos hacerlo porque puede
tener un valor económico? o ¿queremos y debemos hacerlo porque forma parte de
un patrimonio que nos han legado nuestros antepasados y que nosotros creemos
que tienen derecho a conocer, disfrutar y vivir nuestros hijos?
Yo lo tengo
claro, lo quiero conservar porque me lo legaron nuestros antepasados y es mi
obligación, en la medida de mis posibilidades, legarlo a los que vengan después.
Entubamiento de la Acequia del Aceituno. La mas antigua de nuestro pueblo |
Paseo y veo abandono. Abandono en
nuestros campos; balates que se caen y no se reconstruyen (evidentemente, no
todos, aun hay personas que cultivan sus fincas, cada vez menos pero las sigue
habiendo), caminos que se pierden y ya nadie encuentra. Bueno, por suerte,
cuatro años después de que yo dejara de ser Alcalde y de que, con ello, se
interrumpiera la recuperación de senderos y su conversión en rutas turísticas,
el Ayuntamiento, gobernado por el PP, ha continuado la labor y ha generado
nuevas rutas recuperando otra serie de senderos, algo bien hecho y, para lo que
contaron con el voto a favor del PSOE cuando yo aun era su portavoz. Las cosas que
son de verdad importantes cuestan poco y es fácil que tengan el apoyo de todos.
Pero claro, debe haber un Alcalde que las tenga entre sus proyectos y proyectos
es lo que no tiene este Alcalde, odio, mucho, proyectos, ninguno.
El entubamiento de la Acequia provocó la muerte del bosque de Castaños centenarios que vivían de sus filtraciones |
Se ve abandono en los campos, en
los caminos, se erosiona, de desertiza, nadie hace nada. Las chumberas que hay
en las Cuestas de la Sierra, junto al cauce de nuestro río, han enfermado y
están muriendo, nadie hace nada. Cuando las chumberas mueran, esa ladera, que
es muy vertical y muy inestable, corre riesgo de venirse abajo; nadie hace
nada.
Paseo por el Barrio Hondillo,
sigue degradándose. Desde que mi gobierno empleó una parte del Plan E en
rehabilitar Tinaos, el Ayuntamiento no ha vuelto a hacer nada. Las casas se
caen y nuestro Ayuntamiento no arbitra soluciones para revitalizar un barrio
que es nuestro origen, nuestro núcleo primigenio, el comienzo de todo lo que
luego ha sido Lanjarón. En todos los pueblos y ciudades turísticos, su centro
histórico es su recurso mas importante; en Lanjarón, no. En el discurso, sí, en
los hechos, nada.
Mostrando la reahabilitación de los Tinaos al Subdelegdo del Gobierno, Antonio Cruz. |
Durante mi mandato como Alcalde,
me obsesionaba la mala imagen que dan el batiburrillo de cables desordenados y
medio caídos que hay por todo el barrio, ese desorden de cables…. que
lamentable. Yo no tuve tiempo para obligar a las compañías eléctricas y de
telecomunicaciones a adecentarlo, pero se sigue sin hacer nada y cada día están
peor.
Hacer todas estas cosas que
necesita el Barrio Hondillo es difícil, necesitan conseguir la implicación de
administraciones superiores, conseguir la complicidad de vecinos, implicar a mucha
gente. Reconozco que es difícil y hay que ser, por tanto, comprensivo. Pero
barrer todos los días es fácil y ya ni eso se hace. Pareciera que para que se
barran nuestras calles, tiene que haber elecciones municipales a la vista. Una
pena.
Lo que quedó del Bosque de Tello |
Y todo, todo, el abandono del
paisaje, la muerte de las chumberas como antes murió el Castañar de Miraflores,
el bosque de coníferas de Tello, los castaños centenarios de la Acequia
Nueva, por un incendio, y los de la Acequia del Aceituno por la ignorancia del Alcalde Pepe Rubio; el abandono del Barrio Hondillo,
todo, absolutamente todo, me da pena, mucha pena. Y, mientras tanto, nuestro
Alcalde, en la radio hablando de mí o en las redes sociales echándose fotos de
futbolista. Es lo que tenemos.
Feliz semana y feliz año nuevo a
todos aquellos a los que aun no haya tenido oportunidad de deseárselo.
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