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domingo, 10 de enero de 2016

Abandono

La acequia Mezquerina aun se conserva
casi íntegramente en su estado original.
Es tarea de todos conservarla
Esta Navidad he viajado a Lanjarón. He estado allí en dos etapas, la semana de Noche Buena-Navidad y la semana de la festividad de Reyes Magos. Entre esas dos semanas, estuve fuera.

En Lanjarón he tenido la suerte de que me hayan hecho varios ofrecimientos para colaborar en proyectos que den a conocer lo mejor de nuestro pueblo. Se me ha ofrecido que le ponga palabras a muchas de las cosas que más quiero, a muchas de las cosas que han marcado mi infancia, mi adolescencia y, sobre todo, mi trabajo, esfuerzo y, ¿por qué no decirlo?, mi sacrificio de los últimos quince años.

Es contradictorio, muy contradictorio. Ahora que veo Lanjarón algo más de lejos; ahora que no piso sus calles diariamente ni subo por sus caminos cada tarde; ahora que no recorro sus acequias y senderos cada vez que me apetece. Ahora que muchas cosas forman mas parte de lo recordado que de lo vivido; mi visión del pueblo me parece más nítida.

He recorrido, en el poco tiempo del que he dispuesto, la acequia de Mezquerina, (en muy buena compañía, dicho sea de paso, en un paseo que apunto entre los inolvidables de mi vida) he subido, ¿cómo no? por la Chaparra.

He intentando disfrutar del paisaje, en el poco tiempo del que he dispuesto; mi paisaje, nuestro paisaje; ese paisaje modelado con esfuerzo y sudor por nuestros antepasados durante siglos.
Sigo comprobando el abandono. El abandono físico, sí, pero, sobre todo, el abandono emocional y me duele, me duele mucho.

Lo he escrito muchas veces aquí, necesitamos encontrar un sistema de vida para nuestro pueblo y para muchos otros como el nuestro que nos permitan mantener lo mejor de nuestros valores paisajísticos. Los pueblos merecen un futuro, los pobladores de las montañas merecemos un futuro, un futuro con trabajo, con calidad de vida, en equilibrio con la naturaleza y, algo que en Lanjarón se ha hecho fundamental en los últimos tiempos, con dignidad.

Los bancales se hicieron para poder cultivar la tierra y la tierra se cultivaba para poder comer. Hoy, todo ha cambiado, esa agricultura tradicional de nuestro pueblo no es rentable en términos económicos pero es necesaria para la conservación del paisaje, y el paisaje, otras veces lo he dicho, puede ser un atractivo turístico de primer nivel y, por tanto, generador de riqueza y empleo. Pero ¿hay alguien que tenga interés en conservarlo? ¿Estamos dispuestos a limitar algunos usos y actividades para su conservación? Creo que no. Y una pregunta que me he hecho mucho estos días: En caso de querer conservarlo ¿Queremos hacerlo porque puede tener un valor económico? o ¿queremos y debemos hacerlo porque forma parte de un patrimonio que nos han legado nuestros antepasados y que nosotros creemos que tienen derecho a conocer, disfrutar y vivir nuestros hijos? 

Yo lo tengo claro, lo quiero conservar porque me lo legaron nuestros antepasados y es mi obligación, en la medida de mis posibilidades, legarlo a los que vengan después.

Entubamiento de la Acequia del Aceituno.
La mas antigua de nuestro pueblo
Paseo y veo abandono. Abandono en nuestros campos; balates que se caen y no se reconstruyen (evidentemente, no todos, aun hay personas que cultivan sus fincas, cada vez menos pero las sigue habiendo), caminos que se pierden y ya nadie encuentra. Bueno, por suerte, cuatro años después de que yo dejara de ser Alcalde y de que, con ello, se interrumpiera la recuperación de senderos y su conversión en rutas turísticas, el Ayuntamiento, gobernado por el PP, ha continuado la labor y ha generado nuevas rutas recuperando otra serie de senderos, algo bien hecho y, para lo que contaron con el voto a favor del PSOE cuando yo aun era su portavoz. Las cosas que son de verdad importantes cuestan poco y es fácil que tengan el apoyo de todos. Pero claro, debe haber un Alcalde que las tenga entre sus proyectos y proyectos es lo que no tiene este Alcalde, odio, mucho, proyectos, ninguno.

El entubamiento de la Acequia provocó la muerte
del bosque de Castaños centenarios
que vivían de sus filtraciones
Se ve abandono en los campos, en los caminos, se erosiona, de desertiza, nadie hace nada. Las chumberas que hay en las Cuestas de la Sierra, junto al cauce de nuestro río, han enfermado y están muriendo, nadie hace nada. Cuando las chumberas mueran, esa ladera, que es muy vertical y muy inestable, corre riesgo de venirse abajo; nadie hace nada.

Paseo por el Barrio Hondillo, sigue degradándose. Desde que mi gobierno empleó una parte del Plan E en rehabilitar Tinaos, el Ayuntamiento no ha vuelto a hacer nada. Las casas se caen y nuestro Ayuntamiento no arbitra soluciones para revitalizar un barrio que es nuestro origen, nuestro núcleo primigenio, el comienzo de todo lo que luego ha sido Lanjarón. En todos los pueblos y ciudades turísticos, su centro histórico es su recurso mas importante; en Lanjarón, no. En el discurso, sí, en los hechos, nada.

Mostrando la reahabilitación de los Tinaos
al Subdelegdo del Gobierno, Antonio Cruz.
Durante mi mandato como Alcalde, me obsesionaba la mala imagen que dan el batiburrillo de cables desordenados y medio caídos que hay por todo el barrio, ese desorden de cables…. que lamentable. Yo no tuve tiempo para obligar a las compañías eléctricas y de telecomunicaciones a adecentarlo, pero se sigue sin hacer nada y cada día están peor.

Hacer todas estas cosas que necesita el Barrio Hondillo es difícil, necesitan conseguir la implicación de administraciones superiores, conseguir la complicidad de vecinos, implicar a mucha gente. Reconozco que es difícil y hay que ser, por tanto, comprensivo. Pero barrer todos los días es fácil y ya ni eso se hace. Pareciera que para que se barran nuestras calles, tiene que haber elecciones municipales a la vista. Una pena.

Lo que quedó del Bosque de Tello
Y todo, todo, el abandono del paisaje, la muerte de las chumberas como antes murió el Castañar de Miraflores, el bosque de coníferas de Tello, los castaños centenarios de la Acequia Nueva, por un incendio, y los de la Acequia del Aceituno por la ignorancia del Alcalde Pepe Rubio;  el abandono del Barrio Hondillo, todo, absolutamente todo, me da pena, mucha pena. Y, mientras tanto, nuestro Alcalde, en la radio hablando de mí o en las redes sociales echándose fotos de futbolista. Es  lo que tenemos.

Feliz semana y feliz año nuevo a todos aquellos a los que aun no haya tenido oportunidad de deseárselo.


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