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viernes, 15 de enero de 2016

Sobre los Grupos Nacionalistas del Senado

Si la Transición española fue un éxito colectivo como jamás había conocido otro nuestro país fue, fundamentalmente, porque no se le negó la voz a nadie, porque no se puso en duda la legitimidad de nadie para participar con sus ideas en el proceso. No se vetó a nadie.

No se vetó a Fraga y su Alianza Popular aunque eran herederos del franquismo, todos altos cargos en la dictadura. No se vetó al PCE pese a que muchos de sus líderes habían tenido estrechísimas relaciones, durante algún tiempo, con las dictaduras totalitarias del este de Europa. 

No se vetó ni a nacionalistas españoles ni vascos ni catalanes, ni a republicanos, ni a monárquicos; a nadie. Solo se vetó a aquellos que hacían uso de las armas y el terror para imponer sus tesis. Todo aquel que defendía sus ideas con la palabra participó y, entre todos, se pudo llegar a grandes acuerdos.

Hoy, porque el PSOE ha posibilitado que los nacionalistas vascos y catalanes tengan grupo propio en el Senado, la derecha española y una parte del propio PSOE se escandaliza. Yo me pregunto ¿Ignorancia histórica o interés electoral y de lucha de poder?

Por cierto, el préstamo de parlamentarios durante un día para que otro partido pueda formar grupo se ha venido dando durante toda la vigencia de nuestra democracia. Tanto PP como PSOE han prestado diputados a CIU, PNV, IU e incluso a Coalición Canaria para que puedan tener grupo en otras ocasiones.

Rasgarse las vestiduras en plan inquisidor es muy propio de nuestro país, pero siempre nos ha traido las peores desgracias. Reconocernos legitimidad para hablar y darnos voz para poder dialogar, negociar y entendernos, cuando lo hemos hecho, ha sido garantía de paz, convivencia y progreso.

La política, como decía Azaña, ha de hacerse con razones y votos. Es lo que creo.





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