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miércoles, 28 de mayo de 2014

Congreso Sí, pero con Metodología de Primarias.

Ante la convocatoria de congreso extraordinario en el PSOE se ha abierto un debate en tromba, como pasa siempre en este partido, sobre lo adecuado de su celebración antes de las primarias o si, por el contrario, primero habrían de venir las primarias y luego el Congreso.

Ambos planteamientos tienen sus argumentos. Para defender que hay que celebrar las primarias primero, se suele plantear la siguiente cuestión: “Si  en un Congreso Extraordinario se elige, por los representantes de los militantes, a un Secretario/a General que luego, al optar a unas primarias abiertas a la ciudadanía, es rechazado. ¿Cómo se administra esa deslegitimación del liderazgo orgánico ante la sociedad?” El alejamiento que ha sufrido el Partido frente a la ciudadanía no me hace ser muy optimista con respecto a que los Delegados, sean quienes sean, encuentren la fórmula para conectar y que, por tanto, su elección sea la que la inmensa mayoría del electorado socialista luego considere como la mejor.

Los que defienden que lo apropiado es celebrar primero el Congreso lo razonan más o menos así: “¿Es posible celebrar, con credibilidad, unas primarias abiertas, siendo quien las organice una dirección que ha sido suspendida de forma tan aplastante por la base social que este partido ha representado tradicionalmente y aspira a representar, por la base social que le habría de darle la victoria electoral? ¿Es posible generar un liderazgo personal fuerte sin una organización fuerte y sin un equipo?” No hablo de proyecto porque se han celebrado varias conferencias políticas en los últimos años y ese problema debería estar mas que resuelto.
Como se ve, ambos razonamientos tienen sus ventajas e inconvenientes, como todo en la vida, pero, para mí, ambos están profundamente equivocados. Ni los que defienden una postura, ni los que defienden la otra, han sabido leer lo que los ciudadanos han expresado en las urnas este fin de semana. Cada una de las posturas escucha a la sociedad con un solo oído.

Los ciudadanos reclaman participación, aunque ha habido mucha abstención, como en todas las europeas, la participación ha sido mayor que en las anteriores. Los ciudadanos quieren formas nuevas, modelos de participación nuevos de los que se sientan protagonistas.  De ahí, que hayan perdido mas votos los partidos con mas antigüedad en nuestro sistema y ha ganado mas votos el mas joven de todos, el último en constituirse. Los ciudadanos de izquierda y progresistas ya no quieren que se les diga, sin contar con ellos, cuales son las soluciones; quieren construir las soluciones junto a sus representantes, y quieren que estos las implementen. Quieren ser parte del proceso y que los responsables políticos sean coherentes con su programa cuando llegan a gobernar. Los electores ya no son un agente pasivo que recibe unos mensajes y, de entre ellos, elige uno, limitando su participación a emitir un sufragio cada cuatro años. La participación tiene, en la era digital, en la sociedad del conocimiento y para el momento histórico en el que decimos tener la generación mas preparada de la historia, un significado muy distinto.

Bajo mi punto de vista, hay que hacer un Congreso, sí, hay que generar un liderazgo de partido, pero ese liderazgo de partido ha de ser, a la vez e ineludiblemente, un liderazgo social. Las bicefalias no funcionan. Ambas cosas han de ir unidas, si no es así, el fracaso va a ser aun mayor que el que ya tenemos, además ni las circunstancias ni el calendario le permiten al PSOE hacer dos procesos. Por ello, creo que este liderazgo sólido solo se consigue con un Congreso que se celebre con metodología de primarias abiertas. Un Congreso al que se presenten candidatos, que digan que quieren hacer con el PSOE para que este pueda ser eficaz de cara a mejorar la sociedad y a solucionar los problemas a los que nos enfrentamos, que digan que quieren hacer con el partido y con el país. Un Congreso en el que participen todos los militantes, por supuesto, pero también todos los simpatizantes, los que hoy lo son, y aquellos que quieran serlo. El PSOE tiene que buscar una fórmula para que se puedan sumar al proceso de discusión y elección todos aquellos que crean que tienen algo que decir, aquellos que se sienten socialistas pero no militan, porque las personas que se sienten socialistas y no militan son realmente quienes pueden hacer ver donde están los déficits, ellos tienen la explicación al alejamiento creciente entre ciudadanos y estructura de partido.

Ese proceso, habría de tener una primera fase de presentación de candidaturas y proyectos, se ha de poder presentar cualquier militante, sin filtros, seamos conscientes de que la inmensa mayoría de las personas tienen el suficiente sentido común como para no dar su voto a “candidaturas cómicas o insolventes”. Confiemos en las personas, confiemos en la democracia, en la libre competencia, solo así encontraremos a los mejores. Estemos seguros de que el electorado es mayor de edad y sabe lo que hace.

Posteriormente, habríamos de tener una segunda fase de dialogo y discusión entre las bases, el cuerpo electoral, y los proyectos y candidaturas presentadas. Esta fase se llevaría a cabo por todos los militantes y simpatizantes en las sedes del PSOE en todos los pueblos de España, en todas y cada una. Se discutiría de todo, entre todos, convenceríamos de unas cosas y nos convencerían de otras y, al final, se votaría en urna, un voto personal, intransferible, secreto y directo. Esos votos, depositados en urnas de todas las sedes de España, nos darían un vencedor/a que generaría su Equipo de dirección, Ejecutiva Federal y un Comité Federal formado por representantes de cada candidatura en cada provincia de forma proporcional a los resultados obtenidos en la misma. El Partido es de todos y todos han de estar representados en los órganos de control a la dirección.

Abogo porque el PSOE sea de la gente y solo de la gente durante el tiempo que dure ese proceso y que sea la propia gente la que diga que hay que hacer con él. Quien ganara con esta metodología tendría liderazgo orgánico y social, sería Secretario/a General y candidato/a a la presidencia del Gobierno. Este proceso solo tiene un problema, que es también su mayor virtud, no garantiza la continuidad de nadie en su cargo y eso no suele gustar en política, pero es muy contradictorio que, en el siglo XXI, cuando hablamos y defendemos que la mayor ventaja competitiva para un país, empresa u organización es el factor humano, cuando decimos que tener a los mejores y mas preparados es lo que determina el éxito, los partidos políticos, todos, absolutamente todos, tengan tanto miedo a generar “sistemas de selección del personal” abiertos y competitivos donde, por lo menos en teoría, sería mas fácil encontrar a los mas motivados, preparados y capacitados.

Se trata, no solo de cambiar el modelo de partido, sino de cambiar el concepto mismo de partido y de participación en él, se trata de pasar de un  partido patrimonio de sus militantes exclusivamente, a un partido patrimonio de los electores y que es administrado y gestionado por sus militantes. Se trata de generar un diálogo permanente, sincero y de igual a igual con la sociedad a la que se quiere representar. Es otra forma de entender la política. 

Sé que la primera respuesta que recibiré a este post es que me llamen loco, pero, como dijo Carlo Dossi: “Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios”.

Un abrazo

PD. Quiero reconocer la labor política de Alfredo Pérez Rubalcaba por toda su trayectoria, pero sobre todo por haber estado al frente del PSOE estos mas de dos años tan difíciles porque,  aunque no se podrá comprobar jamás, los resultados casi seguro que hubieran sido mucho peores con cualquier otro/a, porque no todo el mundo dispone de su inteligencia y capacidad política y porque los males del PSOE vienen de lejos y, hubiera quien hubiera, había que pagar esa factura, quizá con otros/as el precio hubiera sido aun mayor. Y también le quiero agradecer que, como último servicio, esté sirviendo para que se personifique en él un fracaso que es responsabilidad colectiva, descargando así a muchos de sus culpas y errores. El tiempo pondrá a cada cual en su sitio y quien hace leña del árbol caído es a sí mismo a quien muestra.