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domingo, 23 de marzo de 2014

Una mirada a la Transición.

Durante los próximos días, como consecuencia del inminente fallecimiento del Presidente Suárez, vamos a vivir una auténtica sobredosis informativa sobre la Transición a la democracia en nuestro país.
Es bastante simbólico que la desaparición de uno de los grandes artífices de nuestro sistema político se produzca justo cuando este lleva algún tiempo dando signos incuestionables de su agotamiento. Quizá sea fruto de este agotamiento del sistema, por lo que, en nuestro país, las versiones e interpretaciones sobre este tiempo tan crucial de nuestra historia sean, cada vez, mas contradictorias.

Se abre paso, desde algunos sectores de la izquierda, la idea de la transición como engaño, como una simple adaptación del Franquismo para seguir ostentando el poder. Se afirma que vivimos un Franquismo sin Franco y muchas barbaridades por el estilo. Esta teoría toma buena parte de su credibilidad por la forma de actuar y proceder prepotente, autoritaria e insolidaria del Gobierno de Mariano Rajoy.

Al mismo tiempo, desde la inmensa mayoría de la derecha española, se sacraliza a la transición, a la figura de Suárez y a la Constitución. Se sacraliza hasta el punto de subirlos a las esferas de lo intocable e inamovible.

Bajo mi punto de vista, ninguna de estas versiones es cierta. Ambas están muy alejadas de la realidad que vivió nuestro país en los setenta.  La Transición fue, sin ningún género de dudas, el mayor logro político del pueblo Español en el siglo XX.  Suárez la pilotó, con el Rey sí, pero también con la complicidad, trabajo y colaboración de la mayoría de fuerzas políticas, así como con la animadversión y la resistencia de buena parte de la derecha española, la más reaccionaria, a pesar de que Suárez provenía del Franquismo, y con la desconfianza natural por parte de la izquierda hacia alguien con esos orígenes políticos.

La izquierda hizo muchas concesiones, aceptó la monarquía, el que fuéramos un Estado Aconfesional pero que la Iglesia Católica fuera objeto de relaciones especiales, el no hacer justicia con los crímenes del Franquismo fue, quizá, la mayor de las concesiones (hoy urge, cuando menos, la reparación y dignificación de las víctimas, para mí, sin duda, una asignatura pendiente de nuestra democracia).

Sí, es cierto, la izquierda cedió cosas, la derecha también, yo cada día lo veo mas claro, cada vez que veo los recortes a los que pretende someternos el Gobierno del PP, no ya en materia social o económica, sino en derechos civiles, veo cuanto cedieron en la Transición. Cedieron a la democracia, entraron por el aro de que a los Gobiernos los elijen los ciudadanos a través de su voto en una urna. Esto, que muchos estaréis pensando que no tiene mérito alguno, ¿qué menos que aceptar la democracia para que haya un sistema democrático? Sí lo tiene, y mucho, ya que la derecha de este país, con minoritarias y honrosas excepciones, nunca ha sido ni es demócrata, me reitero, los usos del PP en todas partes nos lo demuestran a diario. En la actualidad, han dado muchos pasos hacia atrás en su concepción de la democracia. Para ellos, esta se resume en que cada cuatro años se vota y el que gana, a partir de ahí, hace lo que quiere. Los derechos de huelga, manifestación, reunión, etcétera han de ser limitados según ellos, ley mordaza, y, en todo caso, cuando el pueblo los ejerza que no sirvan para nada, pues ellos no van a escuchar las reivindicaciones de nadie. Quedan así estos derechos como meros mecanismos para el desahogo del malestar ciudadano pero sin ninguna capacidad de intervenir en las decisiones políticas. En esta España Popular, si una huelga general paraliza completamente el país, los trabajadores volverán al día siguiente a su puesto de trabajo con la conciencia tranquila de haber mostrado su desacuerdo con la Reforma Laboral, pero seguros de que el Gobierno no escuchará su sentir y no modificará ni una coma. El PP entiende nuestra democracia como elegir cada cuatro años al gobierno autoritario de turno.

Para mí, la obra de la Transición, que no viví en primera persona pues contaba con solo un año de edad cuando murió Franco, tiene muchísimo valor. Los españoles fuimos capaces de ponernos de acuerdo para construir un sistema de convivencia en el que cabíamos todos. Todos cedieron y Adolfo Suárez supo ser gestor y canalizador de ese entendimiento. El resto de partidos supieron reflejar sus ideas dentro de un marco donde primaba el interés general. Encontramos soluciones imaginativas para los grandes “cleavedge” de nuestra historia política. Se creó un sistema que, se diga lo que se diga, nos ha permitido vivir los mejores años de desarrollo de nuestra historia, pero, sobre todo, nos ha permitido vivir en paz y libertad durante 36 años, algo insólito para este país. La Transición mereció la pena y estuvo bien hecha. Buena parte de su éxito se debe a la altura política de figuras como Adolfo Suárez, Felipe González, Abril Martorel, Alfonso Guerra, Santiago Carrillo…y tantos otros, pero, sobre todo, se debió a la ejemplaridad de un pueblo que, ante las amenazas terroristas y golpistas, actuó con una responsabilidad sorprendente, un pueblo que puso en la democracia sus anhelos e ilusiones y supo, con dignidad, mantener el rumbo de forma serena en momentos de mucha dificultad y tensión.

Otra cosa bien distinta es como leemos la Transición hoy para que nos sea útil de cara al futuro. Para mí, leer la Transición es necesario, leerla con ánimo de extraer lecciones. No creo en las sacralizaciones al estilo de la derecha, pero si hubiera algo que sacralizar, me quedaría con el método de diálogo y cesión de todos por el interés general, por la convivencia pacífica y en libertad. Esto que estoy diciendo es algo que todo el mundo dice defender. Luego, los hechos de cada cual demuestran la sinceridad de esta defensa. Pero hay algo que creo anterior al diálogo, a la negociación y a la capacidad de cesión; el convencimiento unánime de que había que cambiar las cosas, de que el sistema político en el que vivíamos los españoles era algo que no se podía mantener por más tiempo.


Hoy, salvando evidentemente las distancias, sabiendo las enormes diferencias entre aquella época y esta, reconociendo las ventajas que tiene mi generación sobre la generación de políticos que hizo la transición, creo que debemos darnos cuenta de que este sistema está agotado. No hablo solo de que no hayamos respondido adecuadamente a la crisis económica produciendo miseria, desigualdad e indignación en muchas capas de la sociedad española. Hablo de que los poderes del Estado, nuestro entramado institucional, nuestra arquitectura territorial, todo está en cuestión. Se nos han revelado las limitaciones y contradicciones del Estado de las autonomías, la falta de transparencia y controles en las administraciones públicas que ha dado lugar a escándalos de corrupción insoportables, hemos conocido una cara de la monarquía y la Casa Real muy alejada de la perfección idílica que nos contaron durante años. Vemos, con asombro, como el poder judicial, se nos muestra injusto e inentendible para el común de los mortales. Que sea el juez Garzón, iniciador de la investigación a la trama Gürtel, el único condenado por la misma, deja bien a las claras que aquí algo no funciona. El alejamiento que todas las encuestas muestran de la ciudadanía española hacia la política y las instituciones  hace necesarios cambios profundos y de calado en nuestro sistema político, cambios que, al contrario de lo que nos ofrece el Partido Popular, han de ir en la dirección de la profundización democrática, en la extensión de derechos sociales y de ciudadanía, así como en el reconocimiento de la diversidad de la ciudadanía y geografía española.

Creo que la Transición, en sus métodos y usos, ofrece respuestas de lo que hacer para solucionar las incertidumbres del presente, solo falta una cosa: que la derecha española se de cuenta de que ha llegado el momento de actualizar el pacto constitucional y, en lugar de sacralizar la Constitución para no tocarla, se atreva a sacralizar el diálogo, la negociación y la cesión para cambiarla y así conservarla como instrumento útil y eficaz de convivencia libre y pacífica de todos los españoles de todas las condiciones, orígenes y clases. Esperemos que con motivo de los homenajes que se le tributarán al Presidente Suárez en los próximos días, todos reflexionemos sobre estas cuestiones y encontremos caminos de entendimiento. Aunque, largo lo fío.

Vayan, desde estas líneas, mi reconocimiento y agradecimiento, sincero, a la labor desarrollada por el Presidente Suarez  y tantos hombres y mujeres durante la Transición española, labor que me ha permitido crecer en un país libre. Gracias.


viernes, 21 de marzo de 2014

Una historia de persecución, mentiras y calumnias.

Desde que me presenté en 2007 a las elecciones municipales, la vida no ha sido muy fácil que se diga, ¿dónde está la causa? El Partido Popular de Lanjarón se resistía a perder las elecciones y, para evitarlo, hizo trampas, empadronó a 111 personas, familiares y amigos, con el fin de inflar el censo y ganar las elecciones. ¿Mi error? Denunciarlo.  El odio que les ha provocado hacia mi persona el verse sentados en un banquillo les ha llevado a no tener límites con tal de hacerme daño.

Aun con sus trampas, el PSOE ganó aquellas elecciones. Desde el primer día, desde la misma toma de posesión, supe que iban a por mí sin ningún tipo de consideración, el discurso del Alcalde saliente, lleno de insultos, lo evidenciaba; el gesto de no hacerme entrega dela vara de mando, me la entregó un policía local cuando el acto de toma de posesión ya había finalizado, ponía bien a las claras cual era el talante democrático del PP de Lanjarón y su actitud hacia mí.

Con el transcurso del tiempo y la cercanía de nuevas elecciones, la campaña de odio fue creciendo, se fue intensificando. De la noche a la mañana, aparecen en internet una cantidad enorme de personas que no dicen su nombre, que no se sabe quiénes son, que, bajo seudónimo, escriben de mí todas las barbaridades habidas y por haber. No denuncié esa cascada de denuncias por no enturbiar, más de lo que ya estaba, la convivencia política en Lanjarón, porque, además, pensaba que todo el mundo me conoce en el pueblo desde pequeño y que nadie iba a creer los disparates que se escribían. Porque, tengo virtudes y defectos, como todo el mundo, pero las acusaciones que se me hacían eran, en la mayoría de los casos de ciencia ficción. No puedo negar que, al principio, esas cosas duelen, luego dejas de darle importancia, sobre todo, dejas de leerlas y ojos que no ven corazón que no siente.

(Si me parece muy relevante, visto con la perspectiva del tiempo, ahora que sabemos como escribe Eric Escobedo, que el estilo de redacción de muchos de esos personajes, supuestamente distintos, coincidan con la forma de expresarse por escrito de nuestro actual Alcalde)

Me equivoqué, muchas de esas mentiras que para mí dejaron de existir, calaron en mucha gente, sobre todo jóvenes que, por razón de edad, me conocían menos. Perdimos las elecciones por un estrecho margen, 26 votos, pero perdimos. El PP obtuvo una estrecha ventaja que, unida a que las candidaturas de los partidos pequeños, PA y Verdes, no lograron apoyo suficiente para tener representación en el Pleno, le daba el gobierno con mayoría absoluta.

Creí que se darían por satisfechos, habían ganado, iban a gobernar en solitario, habían recuperado el poder, a base de calumnias, injurias, mentiras, falsas promesas y todas las malas artes que se pueden utilizar en política, pero habían ganado, y pensé que me dejarían en paz, bajarían el nivel de presión. Pero nada, volví a equivocarme.

Nada más tomar posesión, no llevaban ni cien días, iniciaron una nueva campaña de desprestigio a mi persona. Ahora utilizando medios municipales. Publicando en los periódicos noticias falsas. Cuando, además de demostrar que las acusaciones publicadas eran todas mentira y tras escribir al director del periódico ideal para que, por lo menos, en adelante, me dejara dar mi versión de los hechos cada vez que estos personajes le mandaban una calumnia; pasaron a una nueva fase, manipular facturas y expedientes mediante el recurrente recurso del cortapega y, en base a ello, acusarme, en panfletos que se repartían de noche por debajo de las puertas, de las más variadas tropelías. Esta campaña me supuso un enorme esfuerzo, pues detrás de cada uno de sus panfletos teníamos que sacar nosotros otro contando la verdad de la historia. Suerte que tengo una Agrupación del PSOE que sabe volcarse cuando hace falta.

Nadie sabe lo duro que es levantarte cada mañana sin saber cuál va a ser la mentira que te vas a encontrar debajo de tu puerta. Nadie sabe la sensación de impotencia que se siente y el esfuerzo que hay que hacer para seguir siendo una persona civilizada.
Hay que trabajar por Lanjarón. Merece la pena.
Tras escribir al Defensor del Pueblo Andaluz y desmentir todas y cada una de estas mentiras, el Equipo de Gobierno, con su Alcalde al frente, lejos de asumir que ese no es el camino y que ya está bastante puesto en entre dicho al quedar semana tras semana como un mentiroso compulsivo, decide contratar una auditoría, (es cierto que lo había anunciado al ganar las elecciones, hasta dijo que la pagaría de su bolsillo, cosa que no ha hecho, pero la contrató cuando ya llevaba meses en el Ayuntamiento) con la intención de encontrar o, mejor dicho, justificar algo con lo denunciarme en el juzgado, señal inequívoca de todas las acusaciones realizadas anteriormente en panfletos y periódicos eran falsas.

Lo bocaneaban por la calle, “vamos a denunciar a Mariano” le dicen a la gente y, claro, la gente me lo dice a mí. En un primer momento, que me denunciaran suponía para mí una liberación. En un juzgado tienes presunción de inocencia, puedes aportar pruebas, testigos, documentos, dar tu versión de los hechos y yo no tengo ninguna duda de mi inocencia. Nunca he hecho nada con la intención de beneficiar a nadie que no sea el municipio de Lanjarón y sus vecinos. Hasta ocho expedientes han denunciado, poniendo en ellos toda la carga que han podido, tergiversando, ocultando papeles, mintiendo, manipulando para pedir, nada más y nada menos, que me metieran en la cárcel.  Pedir cárcel para una persona por cosas que sabe a ciencia cierta que son mentira, pone bien a las claras la catadura moral de Eric Escobedo.

No me ha importado, desde el minuto uno me puse a trabajar en mi defensa, convencido de que era tan clara mi inocencia que no tardaría en demostrarla. Pero la justicia es lenta. Dos años han tardado en terminar la investigación. Dos años en los que he tenido que soportar titulares de periódicos injustos y dolorosos, dos años en los que se me mete en el saco de los corruptos, a los cuales detesto tanto como el que más. Dos años duros para mí, pero sobre todo para mi familia, pero dos años convencido de que todo iba a acabar bien. Y aun no ha terminado del todo, y va bien. De todas las acusaciones que me hicieron no queda ni una, todas falsas, inocencia absolutamente demostrada, pero el fiscal dice que el procedimiento empleado para una contratación no es el adecuado y, si fuera considerado culpable de ello en un futuro juicio aun por celebrar, me podrían inhabilitar ocho años. Duro, muy duro. Ha quedado demostrado que no he hecho nada que no sea para el beneficio del Ayuntamiento de Lanjarón y sus vecinos, pero tengo que ir a un juicio ahora por un tema meramente procedimental.

Tampoco pasa nada, se demostrará que de este hecho, que no tiene mayor trascendencia, también soy inocente. No importa. Sin embargo, nuestro Alcalde vuelve al corta pega, hace un montaje con el escrito del fiscal y empieza a publicar que ya me ha llegado la hora y le da entender a la gente que ya estoy inhabilitado, liando un revuelo en el pueblo increíble. Yo creo, sinceramente, que con esto, lo único que va a poner en evidencia, si no lo había hecho ya suficientemente, es su afán por mentir, porque ¿Cómo va a explicar mi presencia en el próximo Pleno como Concejal? Las mentiras tienen las patas muy cortas.

Se sufre, se pasa mal, uno siente que es injusta esta persecución y la situación en la que ha derivado, uno no entiende como es que no tienen un límite, que hayan amparado incluso el uso de la violencia contra mi familia es quizá lo que más me ha dolido; pero seguiré, voy a seguir luchando por mi inocencia, luchando por Lanjarón y sus vecinos, luchando para no contagiarme del odio que ellos transmiten y sienten. No quiero contagiarme de su odio porque no quiero ser como ellos, porque represento a casi la mitad del pueblo y se me votó para que defendiera el interés general de Lanjarón y no para que utilizara mi puesto de Concejal para peleas personales. Pero sobre todo, voy a seguir luchando porque tengo dos hijos pequeños que quiero que crezcan en un mundo más justo, más libre, más igualitario y humano;  porque quiero que, en ese mundo, la mentira y la injusticia no tengan sitio. Porque quiero que sean personas con valores, principios, ideales y valentía. Porque creo que, solo desde el ejemplo, todo esto se puede conseguir.

Muchas gracias, de nuevo, por tantas muestras de apoyo.

Un abrazo y feliz fin de semana, disfrutad de la música, cantad, bailad, que la vida es mucho más que estas cosas. Y que lo que mas les duele es que seamos felices.


lunes, 3 de marzo de 2014

Entrada en vigor de la Ley de Reforma Local

Con la entrada del año, entró en vigor la Reforma para la Sostenibilidad de la Administración Local del gobierno del Partido Popular. Una reforma que deja a nuestros Ayuntamientos sin competencias, y, por tanto, sin capacidad, para decidir cual ha de ser el futuro de nuestros pueblos. Una reforma que deja sin autonomía a nuestros Ayuntamientos y, con ello, vacía de contenido la democracia local. Esto lo hace de la siguiente forma:

1. Prohíbe a los Ayuntamientos la prestación de servicios en aquellas competencias que la ley define como impropias, las más importantes de ellas son sanidad, educación y servicios sociales.

2. Obliga a los Ayuntamientos a demostrar, ante las Diputaciones Provinciales, que son capaces de prestar los servicios de las competencias propias, suministro de agua potable, recogida de basuras, cementerios, etc, a un coste menor que la propia Diputación; si no es así, la Diputación se hará cargo de la gestión de los mismos.

Hay muchas voces autorizadas, conocedoras en profundidad de los gobiernos locales españoles, que aseguran que, detrás de esta medida, lo que se esconde es el afán por privatizar buena parte de estos servicios y así proveer de negocio a empresas que se han quedado sin él con la caída del boom de la construcción. Desmantelar la democracia local, desposeer de derechos a los ciudadanos de los pueblos más pequeños para dar negocio a los de siempre. Esta es la Reforma Local aprobada por el PP y apoyada por el Equipo de Gobierno de Lanjarón.

El pasado viernes, el programa La Sexta Columna dedicó la noche a esta polémica ley. A continuación, podéis ver los diferentes videos con los que ilustraron sus efectos.

domingo, 2 de marzo de 2014

Sobre las clausulas suelo (II). En qué situación se encuentran y que podemos hacer.


Ante el malestar y el problema generado a miles de familias por la activación generalizada de las clausulas suelo cuando el Euribor bajó a niveles históricos desconocidos hasta entonces, AUSBANC, Asociación de Usuarios de Banca, decidió llevar a los tribunales a tres entidades bancarias, BBVA, Caixagalicia y CajaMar, para reclamarles que quitaran a sus clientes esta clausula de su hipoteca. ¿Por qué solo a estas tres y no a las demás si todas están en idénticas circunstancias? Porque, difícilmente, los tribunales admitirían una causa general contra todo el sistema financiero español, ya que ningún tribunal puede comprobar todas las clausulas suelo, de todas las hipotecas, de todas las entidades bancarias de nuestro país. Una demanda, presentada contra todas las entidades, hubiera tenido pocas posibilidades de prosperar. Haciéndolo solo contra tres entidades, AUSBANC se garantizaba la admisión a trámite de la demanda y su viabilidad futura.

¿Por qué se eligió a estas tres? Se eligió a tres entidades que representaran, cada una de ellas, a uno de los tipos de entidades de crédito que había entonces en España. Se eligió un banco, una caja de ahorros y una cooperativa de crédito, con la idea de que la sentencia resultante del proceso se pudiera aplicar a las demás por analogía.

¿Qué determinaron los tribunales de justicia tras los pleitos oportunos? Determinaron que las clausulas suelo denunciadas eran nulas al no reunir los requisitos de transparencia necesariamente exigibles a un contrato de esta naturaleza. Se contemplan seis características que, de cumplirse solamente una de ellas, convierten la clausula suelo en nula.
  1. La creación de la apariencia de un contrato de préstamo a interés variable en el que las oscilaciones a la baja del índice de referencia, repercutirán en una disminución del precio del dinero. 
  2. La falta de información suficiente de que se trata de un elemento definitorio del objeto principal del contrato. 
  3. La creación de la apariencia de que el suelo tiene como contraprestación inescindible la fijación de un techo.
  4. Su ubicación entre una abrumadora cantidad de datos entre los que quedan enmascaradas y que diluyen la atención del consumidor en el caso de las utilizadas por el BBVA.
  5. La ausencia de simulaciones de escenarios diversos, relacionados con el comportamiento razonablemente previsible del tipo de interés en el momento de contratar, en fase precontractual.
  6. Inexistencia de advertencia previa clara y comprensible sobre el coste comparativo con otros productos de la propia entidad.
Si os fijáis, cualquier hipoteca con clausula suelo cumple el primero de los requisitos, ya que se vendieron como hipotecas de interés variable cuando en realidad son hipotecas a interés fijo hasta que el Euribor sube por encima del suelo, momento en el que sí son variables. Solo esto, el que la hipoteca se llame variable y dentro haya clausula suelo, convierte a esta en nula.


¿La sentencia contra Cajamar, Caixagalicia y BBVA es automáticamente aplicable al resto de hipotecas del resto de entidades bancarias? No, hay que demostrar ante los tribunales que en nuestra clausula suelo concurren alguna de las condiciones de nulidad arriba mencionadas. Esto es así porque, como dijimos anteriormente, ningún tribunal puede conocer todas y cada una de las hipotecas de todas y cada una de las entidades, esto hace que, en teoría, pudiera haber alguna que sí fuera legal, solo en teoría.

¿Qué hay que hacer para que nuestro banco nos quite la clausula suelo? Reclamárselo. Lo mas seguro que tengamos que hacerlo ante los tribunales, porque los bancos no nos la van a quitar de forma voluntaria; aun así, siempre es bueno solicitárselo, en un primer momento,  al banco por escrito. Como ellos no van a aceptar, tendremos que ir a tribunales. No hay que tener miedo, se está ganando en el cien por cien de los casos.

Si se declara la nulidad de la clausula suelo de una hipoteca, ¿está el banco obligado a devolver lo cobrado de más hasta ese momento? En un principio, no. La sentencia provocada por la reclamación de AUSBANC, al no hacer referencia a ningún caso concreto, no podía entrar en este asunto, pero son muchos los pleitos que ya se han ganado de manera individual en el que los perjudicados por la clausula suelo han conseguido que les devuelvan el dinero cobrado de más por el banco.

Como veis las posibilidades de éxito de una reclamación para que nos quiten la clausula suelo es muy alta, también la de que nos devuelvan el dinero pagado de más, pero hay una pega, hay que ir a tribunales y ello tiene unos costes de Abogado, Procurador y las “famosas tasas judiciales de nuestro amigo Gallardón”. Por ello, hemos solicitado al Ayuntamiento que ponga a disposición de nuestros vecinos, de forma totalmente gratuita, el bufete de abogados del Ayuntamiento, para que nadie deje de reclamar por falta de recursos económicos. Aun así, y a la espera de lo que haga nuestro Ayuntamiento, siempre podéis acudir a AUSBANC, ellos estudiaran vuestro caso de forma individualizada y os ofrecerán fórmulas adecuadas para iniciar el proceso. 

Para ponerse en contacto con AUSBANC:

·         Plaza del Campillo, nº 7, 1º. 18009. GRANADA
·         Teléfono: 958 22 04 91 / 958 223 752 
·         Email: granada@ausbanc.es

Espero que toda esta información os haya sido de utilidad.

Un abrazo y feliz semana.