Ante la convocatoria de congreso
extraordinario en el PSOE se ha abierto un debate en tromba, como pasa siempre
en este partido, sobre lo adecuado de su celebración antes de las primarias o
si, por el contrario, primero habrían de venir las primarias y luego el
Congreso.
Ambos planteamientos tienen sus argumentos. Para
defender que hay que celebrar las primarias primero, se suele plantear la
siguiente cuestión: “Si en un Congreso
Extraordinario se elige, por los representantes de los militantes, a un
Secretario/a General que luego, al optar a unas primarias abiertas a la ciudadanía,
es rechazado. ¿Cómo se administra esa deslegitimación del liderazgo orgánico
ante la sociedad?” El alejamiento que ha sufrido el Partido frente a la
ciudadanía no me hace ser muy optimista con respecto a que los Delegados, sean
quienes sean, encuentren la fórmula para conectar y que, por tanto, su elección
sea la que la inmensa mayoría del electorado socialista luego considere como la
mejor.
Los que defienden que lo apropiado es
celebrar primero el Congreso lo razonan más o menos así: “¿Es posible celebrar,
con credibilidad, unas primarias abiertas, siendo quien las organice una
dirección que ha sido suspendida de forma tan aplastante por la base social que
este partido ha representado tradicionalmente y aspira a representar, por la
base social que le habría de darle la victoria electoral? ¿Es posible generar
un liderazgo personal fuerte sin una organización fuerte y sin un equipo?” No
hablo de proyecto porque se han celebrado varias conferencias políticas en los
últimos años y ese problema debería estar mas que resuelto.
Como se ve, ambos razonamientos tienen sus
ventajas e inconvenientes, como todo en la vida, pero, para mí, ambos están
profundamente equivocados. Ni los que defienden una postura, ni los que
defienden la otra, han sabido leer lo que los ciudadanos han expresado en las
urnas este fin de semana. Cada una de las posturas escucha a la sociedad con un
solo oído.
Los ciudadanos reclaman participación, aunque
ha habido mucha abstención, como en todas las europeas, la participación ha sido
mayor que en las anteriores. Los ciudadanos quieren formas nuevas, modelos de
participación nuevos de los que se sientan protagonistas. De ahí, que hayan perdido mas votos los
partidos con mas antigüedad en nuestro sistema y ha ganado mas votos el mas
joven de todos, el último en constituirse. Los ciudadanos de izquierda y
progresistas ya no quieren que se les diga, sin contar con ellos, cuales son
las soluciones; quieren construir las soluciones junto a sus representantes, y
quieren que estos las implementen. Quieren ser parte del proceso y que los
responsables políticos sean coherentes con su programa cuando llegan a
gobernar. Los electores ya no son un agente pasivo que recibe unos mensajes y,
de entre ellos, elige uno, limitando su participación a emitir un sufragio cada
cuatro años. La participación tiene, en la era digital, en la sociedad del
conocimiento y para el momento histórico en el que decimos tener la generación
mas preparada de la historia, un significado muy distinto.
Bajo mi punto de vista, hay que hacer un
Congreso, sí, hay que generar un liderazgo de partido, pero ese liderazgo de
partido ha de ser, a la vez e ineludiblemente, un liderazgo social. Las
bicefalias no funcionan. Ambas cosas han de ir unidas, si no es así, el fracaso
va a ser aun mayor que el que ya tenemos, además ni las circunstancias ni el
calendario le permiten al PSOE hacer dos procesos. Por ello, creo que este
liderazgo sólido solo se consigue con un Congreso que se celebre con
metodología de primarias abiertas. Un Congreso al que se presenten candidatos,
que digan que quieren hacer con el PSOE para que este pueda ser eficaz de cara
a mejorar la sociedad y a solucionar los problemas a los que nos enfrentamos,
que digan que quieren hacer con el partido y con el país. Un Congreso en el que
participen todos los militantes, por supuesto, pero también todos los
simpatizantes, los que hoy lo son, y aquellos que quieran serlo. El PSOE tiene
que buscar una fórmula para que se puedan sumar al proceso de discusión y
elección todos aquellos que crean que tienen algo que decir, aquellos que se
sienten socialistas pero no militan, porque las personas que se sienten
socialistas y no militan son realmente quienes pueden hacer ver donde están los
déficits, ellos tienen la explicación al alejamiento creciente entre ciudadanos
y estructura de partido.
Ese proceso, habría de tener una primera fase
de presentación de candidaturas y proyectos, se ha de poder presentar cualquier
militante, sin filtros, seamos conscientes de que la inmensa mayoría de las
personas tienen el suficiente sentido común como para no dar su voto a
“candidaturas cómicas o insolventes”. Confiemos en las personas, confiemos en
la democracia, en la libre competencia, solo así encontraremos a los mejores.
Estemos seguros de que el electorado es mayor de edad y sabe lo que hace.
Posteriormente, habríamos de tener una
segunda fase de dialogo y discusión entre las bases, el cuerpo electoral, y los
proyectos y candidaturas presentadas. Esta fase se llevaría a cabo por todos
los militantes y simpatizantes en las sedes del PSOE en todos los pueblos de
España, en todas y cada una. Se discutiría de todo, entre todos, convenceríamos
de unas cosas y nos convencerían de otras y, al final, se votaría en urna, un
voto personal, intransferible, secreto y directo. Esos votos, depositados en
urnas de todas las sedes de España, nos darían un vencedor/a que generaría su
Equipo de dirección, Ejecutiva Federal y un Comité Federal formado por
representantes de cada candidatura en cada provincia de forma proporcional a
los resultados obtenidos en la misma. El Partido es de todos y todos han de
estar representados en los órganos de control a la dirección.
Abogo porque el PSOE sea de la gente y solo
de la gente durante el tiempo que dure ese proceso y que sea la propia gente la
que diga que hay que hacer con él. Quien ganara con esta metodología tendría
liderazgo orgánico y social, sería Secretario/a General y candidato/a a la
presidencia del Gobierno. Este proceso solo tiene un problema, que es también
su mayor virtud, no garantiza la continuidad de nadie en su cargo y eso no
suele gustar en política, pero es muy contradictorio que, en el siglo XXI,
cuando hablamos y defendemos que la mayor ventaja competitiva para un país,
empresa u organización es el factor humano, cuando decimos que tener a los
mejores y mas preparados es lo que determina el éxito, los partidos políticos,
todos, absolutamente todos, tengan tanto miedo a generar “sistemas de selección
del personal” abiertos y competitivos donde, por lo menos en teoría, sería mas
fácil encontrar a los mas motivados, preparados y capacitados.
Se trata, no solo de cambiar el modelo de
partido, sino de cambiar el concepto mismo de partido y de participación en él,
se trata de pasar de un partido
patrimonio de sus militantes exclusivamente, a un partido patrimonio de los
electores y que es administrado y gestionado por sus militantes. Se trata de
generar un diálogo permanente, sincero y de igual a igual con la sociedad a la
que se quiere representar. Es otra forma de entender la política.
Sé que la primera respuesta que recibiré a este
post es que me llamen loco, pero, como dijo Carlo Dossi: “Los locos abren los
caminos que más tarde recorren los sabios”.
Un abrazo
PD. Quiero reconocer la labor política de
Alfredo Pérez Rubalcaba por toda su trayectoria, pero sobre todo por haber
estado al frente del PSOE estos mas de dos años tan difíciles porque, aunque no se podrá comprobar jamás, los
resultados casi seguro que hubieran sido mucho peores con cualquier otro/a,
porque no todo el mundo dispone de su inteligencia y capacidad política y
porque los males del PSOE vienen de lejos y, hubiera quien hubiera, había que
pagar esa factura, quizá con otros/as el precio hubiera sido aun mayor. Y
también le quiero agradecer que, como último servicio, esté sirviendo para que se
personifique en él un fracaso que es responsabilidad colectiva, descargando así
a muchos de sus culpas y errores. El tiempo pondrá a cada cual en su sitio y
quien hace leña del árbol caído es a sí mismo a quien muestra.
1 comentario:
Esta bien tu planteamiento cuenta con mi apoyo para esa metodologia,
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